jueves, junio 19, 2008

Habituándome al día a día

El despertador suena y paso unos segundos intentando asimilar donde estoy. Salgo de la cama, entro en el cuarto de baño prefabricado (todo de una pieza y comprimido en un espacio mínimo) para darme una ducha y bajar a desayunar. El hotel tiene buffet y a pesar de que puedo comer todo tipo de pescados a la plancha, pollo, carnes, y ensaladas, mi estómago sigue reclamando su café, zumo y tostadas. Experimentos gastronómicos cuando me despierte, parece decir.

Mientras tanto, por la ventana del restaurante abajo, abajo, una hilera de hormiguitas negras, desfila desde la estación de Sakuragicho hacia las oficinas en Minato Mirai 21. Apuro el café y bajo para unirme a ellos, mientras musiquita suena por la calle (y no, no estamos en Eurodisney). A subir escaleras electricas y atravesar pasarelas automáticas por el medio de la calle y por encima de los carriles de coches. Atravieso la Landmark Tower para llegar a la entrada de mis oficinas. Suelo llegar cinco minutos antes de las 9.00 y las colas para ocupar nuestras 36 plantas ya salen por la puerta, afortunadamente los 12 ascensores dedicados para nosotros, repartidos por plantas, no tardan demasiado.

Se empieza a notar el calor. A pesar de ser un edificio climatizado la temperatura es constante a lo largo del año. Parece ser que han calculado que a 28ºC se respeta más el medio ambiente. Demasiado caluroso para el verano y demasiado frío para el invierno, aseguran los que han estado allí ya.

Llego a la planta 15 y me siento en mi hueco en la mesa, bastante más pequeño que en Londres, en una habitación diáfana con otras 50 personas. Ohayo Gozaimasu, musito. Ohayo Gozaimasu, oigo por la sala. Agarro el pai pai, que me regalaron para compensar los 28º y me abanico para intentar habituarme al calor, mientras arranca el ordenador. Empiezo a currar. Revisar las 6 horas de trabajo que han pasado en Londres desde que yo abandoné la oficina el día anterior.

A las doce, las luces se bajan hasta el mínimo. Ahorro energéntico al tiempo que indican que es la hora de comer. Me tomo 15 minutillos para mirar el mail y ver las noticias de España, es la manera de evitar las colas en los puestos de comida y comedores pues todo el mundo baja a las doce salvo los que traen la comida de casa. Entre ellos mi jefe, que una vez que termina, se pone los cascos, se tapa los ojos con un antifaz para dormir y se parte le cuello contra el respaldo de la silla. Otros cuantos le acompañan en sendas sobadas. Afortunadamente ni uno ronca.

Bajo a la sexta planta que intercomunica las tres torres y allí hay dos supermercados y tres comedores diferentes. Si quiero animarme y reirme me voy a uno de los supermercados que es la alegría. Sus dependientes no hacen más que sonreir, y hablar como si estuvieran cantando. Son la fiesta. También podría bajar al centro comercial de 5 plantas que tenemos debajo de las torres (con parada de metro incluida), pero al final opto por el comedor. Prefiero comer alejado del ordenador.

Intento por un instante comprender que puede haber en el menú. Desisto. Me santiguo, que sea lo que dios quiera. Total, siempre se puede señalar. Uso mi índice para haerme con unas cuantas cosas, unos ramen, algo de arroz, algo de ensalada y paso por caja. La señora de la caja me habla. Sonrio. Me sigue hablando. Sigo sonriendo. Arigato Gozaimasu. Arigato gozaimashita. Me pongo en la cola de la máquina del agua o té. Está todo junto, así que pulso el botón que me apetece y apechugo con lo que salga. Siguiendo la costumbre local, me cargo con dos o tres vasos, así evito tener que volver a la cola. Termino de comer y separo plásticos y papeles en sus respectivos contenedores mientras dejo la bandeja con los palillos, los platos y los vasos en una cinta transportadora.

La una en punto, las luces de las oficinas vuelven, suenan los despertadores de los que estaban en el quinto sueño y vuelta a currar. A las tres, una canción instrumental empieza a sonar por los altavoces. Es la señal para tomarse un descanso (ya ni me giro pensando que es un móvil que se han dejado sin quitar el sonido). Parar quince o veinte minutos para un café. Se agradece que cambien de canción cada día.

A las cuatro comienza la locura. En ese momento son las 8.00 en Londres, y sus oficinas empiezan a despertar. Comienzan las llamadas, las videoconferencias, el flujo de mails desde UK. Flujo que seguirá hasta aproximadamente media noche, cuando Londres se vaya a pasar la tarde a un parque, pero todo los que pasa de las 6 (hora local) de la tarde para mi se pasa para el día siguiente. Me despido de la gran mayoría de los japoneses que siguen en las oficinas y que probablemente se quedarán hasta bien entrada la noche. ¿Dormirán allí?. Hay algunos que están antes de que llegue y siguen cuando me voy. ¿Tendrán vida más allá de esas paredes?

Afortunadamente no todos son así y algunos se me unen a veces para tomar algo o cenar. Si no, aprovecho para dar una vuelta por la ciudad, coger un poco de aire o acercarme a Tokio antes de coger uno de los últimos trenes que traen de vuelta a Yokohama. Lógicamente desde las seis de la tarde hasta entonces es cuando más disfruto del día. Cargado con la cámara y dislocándome la espalda con el trípode. Cada uno con sus vicios.

Llego al hotel, tenemos internet en cada habitación, así que me conecto, chequeo le correo, aprovecho el skype para alguna llamadita antes de dormir al viejo continente que por aquel entonces anda con el sopor de la media tarde. Que descontrol!!! :)

20 comentarios:

Unknown dijo...

Por unmoemnto tu relato me ha recordado en 1984..... ays..¿que hay de lo que hablamos en Madrid? :D

un abrazo amigo

Unknown dijo...

ays..

Anónimo dijo...

Joder Ignacio, me recuerdas a Fray el de Futurama en sus primeros episodios completamente perdido. Si casi parece que vives en otro planeta!

Anónimo dijo...

Por cierto, todo sea dicho, si ya disfrutaba con tus crónicas desde Londres ahora con las de Yokohama me lo estoy pasando mejor si cabe. Me tienes enganchado :D

Cristina dijo...

Igggg mucho ánimo que dentro de poco tienes controlado el japones!!!!

Un besazo!

Ignacio dijo...

Mauro, también influye que estoy en periodo de adaptación, ahora me parece (como dice Martín) que estoy en otro planeta. Me parece todo raro. Será bueno, ver la misma opinión dentro de un par de meses.

Con respecto a lo que hablamos en Madrid, aún queda mucho año, no creo que pueda dar el salto, pero ya va habiendo avances. Un abrazo!!!

Martín, haremos lo que podamos, mientras tanto yo intentaré disfrutar la experiencia. :D

Crisssss... el japonés no tiene secretos para mi ya!!! jajajaja!!!

;-)

Anónimo dijo...

WAW!
Y en el resto del mundo se creen que en España dormimos todos la siesta!
No me extraña que a los japos les gusten los toros y el flamenco!!!
Tu sonríe y mucha reverencia, y ya verás como caen rendidos a los pies del guiri...

Anónimo dijo...

Fotomoaf y Martín Fernandez han tenido la misma sensación que yo, y no creo que sea casualidad.

Si me dijeras que estás en Madrid y que esto es una novela de ciencia ficción, no tendría ningún problema en creerlo. Sigue con esa sensación de "outsider". Sin duda, mi blog de cabecera.

Ah, L en el antiguo trabajo estaba en contacto con las oficinas en Japón, y la mayoría de dias estaban al pie del cañón hasta las 6 (hora UK).

laura -labrujy- dijo...

tus fotos anteriores, este pedazo de relato y mi imaginación han viajado a esas oficinas por unos minutos....

mi espíritu inquietante viajero sigue vivo y haciendo ya planes...

besos gordos

japogo dijo...

Pues la impresión sobre tu relato del respetable ha sido igual a la mía. Qué descoloque!!
Ánimo y palante!! La adaptabilidad del ser humano puede alcanzar límites insospechados. Eso sí, espero que cuando eso ocurra en el futuro utilices un antifaz sestero fiel a tu estilo. No sé, tipo Batman, o algo así. Ahh, y quiero fotos de eso. Incluida la del jefe sobón... Y antes de volverte, un tozuuuuuuuuuuudoo!!

Anónimo dijo...

Yo creo que jamas podria dormir en una silla y mucho menos en la oficina, donde cualquiera puede pasar y verte con el hilo de saliva colgando, que horror!!! Ante todo el glamour jajaja

Me encanta tu pagina, saludos desde Mexico!!!

xikinina dijo...

Nada, que no me haces caso ni nada de nada. Ayer me dijsite hola y saliste corriendo ¡cobarde!. Espero que estés muy bien y sobretodo no te enjaponeses o ajaponeses o como leches se diga ¿eh?. Besitos desde La Habana y mañana desde Madrid y el lunes desde Soria ¡yujuuuuu!

vanessa dijo...

Es verdad q esto tiene toda la pinta de un relato futurista, qué ventaja nos llevan los japos!!
Sólo una cosita q me tiene intrigada...es mucho suponer que ohayo gozaimasu es buenos días y arigato gozaimasu buenas tardes?? y en ese caso.. por qué la de la tienda contesta Arigato Gozaimashita??
tú dices buenas tardes y ella dice buenas tardecitas?? jejeje

Ignacio dijo...

Chi, muy bueno lo de la siesta. Al final somos los que menos dormimos!!! Ya tengo los lumbares mal de tanta reverencia, por cierto. ;-P

Sirventés, seguramente aquí estén también hasta altas horas de la noche currando. Pero he decidido que me quedaré cuando me toque, no por costumbre. Da un poco de vergüenza irse a tu hora, pero bueno... cosas peores hemos hecho.

Brujyta, pues sigue dándoles forma a esos planes. :)

Maestro Japogo, intentaré volverme de Japón con al menos un tozudo en mi haber para seguir siendo digno ante sus ojos.

Nancy, poca gente conozco glamourosa en la siesta. Jajajaja. Pero hay que reconocer que dormir sobre la silla sin dañarte las cervicales tiene su mérito.

Xikinina, ya sabes que soy cobarde como pocos. Se te acaba Cuba, entonces? Entonces creo que sé como te sientes. Disfruta de la vuelta!! :)

Vane, casi... :) Arigato Gozaimasu es muchas gracias y Gozaimashita también pero te lo dicen cuando la cosa ha pasado, aunque no entiendo muy bien cuando lo usan, es como si te dieran las gracias por haber comprado. Algo así. Alguno de los que saben Japonés... que se manifiesten!! :)

Anónimo dijo...

uf! los canvios són difíciles y mas en otra cultura y pais como Japón. El contraste con UK debe ser brutal!

Soy lector anónimo de tu blog desde hace un montón de tiempo y a pesar de los problemas que debes afronat no sabes laenvidia que me das. A canvio de esto te passo la dirección de un blog, que es probable que ya lo conozcas, de Hector, un alicantino que lleva un montón de tiempo en tokio, en caso de necesidad seguro que te puede hechar una mano. ANIMOS!!!!!!

http://www.kirainet.com/

gerard
calvinisusie@gmail.com

Ignacio dijo...

Gerard, muchas gracias por la información. El blog de Kirai lo sigo desde hace ya un par de años, que puede ser de las webs más completas de Japón.

También muchas gracias por los ánimos, hasta que te recolocas es lo más complicado siempre. :)

Saludos!

Anónimo dijo...

Es increíble lo parecidísimas que son las descripciones del curro en Japón que me dan los "occidentales" de por aquí, y las tuyas!
Colijo por tanto que los japoneses... pues son así, oiga. Sí, a mí también me sorprendieron con lo de los hilos musicales para estirar bracitos, y siestas con antifaz incluidas.

Ánimo con los japos herméticos y sus papeos misteriosos!

Ignacio dijo...

:) Jajajaja... los papeos no tienen misterios para mí. Lo demás... mucho. Demasiado, me temo.

Un abrazo!!!

Virginia dijo...

mmm..curioso un post sin fotos, debes tener pocos!!! pa cuando las clases colectivas de taichi?;-D

Ignacio dijo...

Jejeje... así queda todo a vuestra imaginación. ;-)

No tiene fotos, porque me da vergüenza ir haciendo fotos a la gente mientras duerme en la oficina o hacer fotos a las de la cantina...

En cuanto se me paso lo reedito. :)