jueves, febrero 28, 2008

Desde la cima de la montaña. Kyomizu. Templos (2). Kyoto Tales (5)

13 metros de altura. Una estructura de madera que data del año 768 sobre la que se alza un templo desde el deleitarse con las magníficas fista de Kioto. Un templo, ya por forma y sobre todo por edad impresionante, aunque sea las arcaicas y poderosas maderan que los soportan los que se llevan gran parte de la atención.

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Kyomizu-dera, el templo del agua pura, y finalista para las siete nuevas maravillas del Mundo (junto con nuestra Alhambra), es un lugar lleno de misticismo y supersticiones.

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Dicen las malas lenguas que si saltas por su balcón y sobrevives a la caida de los trece metros, se te concederá un deseo. Tan disparatado como pueda sonar, lo cierto es que entre 1603 y 1867 se tiene constancia de 234 saltos, un 85% de los atrevidos sobrevivieron, y es que la frondosa vegetación a sus pies parece ser que amortiguaba bastante las caidas. Eso sí, amigos del riesgo, la adrenalítica práctica está prohibida desde ya hace unos años. Por si os lo estabáis planteando.

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El templo que toma su nombre de una cascada, permite a los creyentes beber de sus chorros, asegurando este acto longevidad, pero ojo, que si bebes de más de dos y por codicioso, tendrás un extra de varios años de malísima suerte.

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¿Más? Pues que sepáis que después de que una niña nacida allí se convirtiera en emperatriz, ha sido el sitio elegido por muchas mujeres para dar a luz, con la esperanza de aumentar su ración de suerte. Y si eres desdichado en amores, tienes un recorrido que si consigues realizar con los ojos cerrados repitiendo el nombre de tu amado/amada, será pan comido para Cupido. :)

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Aunque, si no tienes por costumbre, vestir amarillo mientras pasas por debajo de una escalera cediendole el paso a un gato negro, lo más seguro es que simplementes disfrutes como un enano de esta auténtica y mayúscula maravilla.

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miércoles, febrero 27, 2008

El arte somos nosotros. TATE Take over.

Inventar, crear, imaginar... cada uno llevamos un artista dentro, sólo que a veces nos dá miedo sacarlo, por temor a que nuestra obra, desde el más cuidadoso detallista al más abstracto, no sea comprendida, o por miedo a ganar millones y abandonar nuestro hermitáñico modo de vida, sustituyéndolo por la fama, paparazzis y líos de faldas con modelos superficiales.

Pero aún así, afrontando el riesgo que esto supone, el TATE Modern, el museo que nunca deja de sorprenderme, comandado por un grupo de estudiantes de Primero de diseño de 3D de la escuela de Arte de Camberwell, organizó el pasado sábado y durante cinco horas una serie de talleres para animar a todos los que pasaban por allí a liberar su mente de las fatídicas tablas de excel y derivados.

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Atentos al menú, porque lo primero que nos llamó la atención fué ver como una gran superficie del suelo se encontraba completamente invadida por pequeños muñecos blancos impersonales, huérfanos de padres y madres...

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... a la espera de ser recogidos por alguno de los visitantes, rezando para quedar bellamente decorado.

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Vaya que si tuvo éxito la propuesta, que había luchar a capa y espada para conseguir una tijeras, un rotulador o un poco de fieltro para estilizar al susodicho. A las armas!!! Estiren los codos. En los riñones siempre mejor!!!

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Talles copado mayoritariamente por adultos, apropiándose de los recursos de los más débiles y pequeños (hihi) mientras otros se dedicaban a construir periscopios...

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... y otros a cumplir sus frustados sueños de arquitectura y carpintería diseñando estructuras con maderas y bridas y hasta cajas de zapatos con pequeños remaches de velcro...

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... mientras una última parte se dedicaba a intentar atravesar el laberinto invisible (es cierto!!) y otros nos recreabamos con un caleidoscopio tamaño industrial! :) juas!

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Y para terminar, recuperar fuerzas con unas pastitas, café, té. Que el esfuerzo merece su recompensa! :)

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¿Quién dijo que con el arte no se come?

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martes, febrero 26, 2008

El andén 9 y 3/4

Naniero na nieeeero nieeeeroooooo!!! Na nierooo na nieeee ro raaaaaaaa!!!!

(Para los que no sepáis solfeo: Partitura de Harry Potter)


Con las Reliquias de la Muerte, recién sacadito del horno de las traducciones hispanas, seguramente más de uno hayáis pasado el fin de semana en vela, devorando hojas y hojas y deseando volver a tener 11 años para ver si de alguna manera recibís una carta sellada de Hogwarts en la que os avisen de que esas cosas raras que os pasan suceden por que sois magos. Nada más lejos de la realidada, mis queridos squibs, ser mago es un privilegio que se nos reserva a unos pocos.

Aún así, y si queréis intentar llegar al colegio de Magia y alta hechicería, os voy a dar una pista, su expreso sale del andén 9 y 3/4 de la estación de King's Cross. Para llegar a él, sólo teneis que atravesar la pared cuando ningún muggle este mirando. Coger carrerilla, empujad el carro y... directos a Hogwarts!

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Para Rakshitta, que hizo la bufanda y me hizo reír durante cinco días.

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lunes, febrero 25, 2008

El sendero de la filosfía. Tetsugakunomichi. Kyoto Tales (4)

Un breve paseo por la zona Este de Kyoto, a orillas de un pequeño río, que va bordeando una gran cantidad de templos de la zona. 30 minutos de caminos que se multiplican al pararse en cada recodo y adentrarse curiosamente en los templos que apetezcan.

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Por aquel entonces ya empezaba mi limitado cerebro a saturarse de más y más templos, pero hice una selección bastante bonita, de cuyos nombres no quiero acordarme, o más bien no quieren acordarse mis neuronas, entretenidas en otras labores desde hace más de un año. Sé, porque así lo atestiguan los tickets de entrada que guardo que pasé por Nanzen-in...

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... pero el resto quedarán para descubrir por los instintos y sentidos extrasensoriales de los viajerons que decidan recorrerlo. Tranquilo, pausado, disfrutando cada momento. Dicen las malas lenguas (malas porque no pude aplicar lo que decían) que el mejor momento para recorrerlo es durante la primavera, en los breves y efímeros días esn que los cerezo, plantados durante todo el recorrido florecen inundando de blanco rosado la zona. Una vez más llegué demasiado tarde para esto y demasiado pronto para adentrarme en los rojos bosques otoñales. Malditas fechas de entretiempo!!!

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Aún así, a pesar de las fechas en que se visite, es de lo más interesante el perderse por caminos que se esconden tras los árboles para entrar en cualquier templo y deleitarse con sus detalles o disfrutarlo simplemente como el paseo encantador que és.

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Qué suenen las trompetas!

Qué suenen las trompetas! Qué se oiga el redoble de tambores! Qué es extienda la alfombra de pétalos para dar paso al mensajero. Qué avisa y reavisa, que en breve el hostal Izquierdo Manzanares volverá a estar activo. Si todo sale bien y según lo planeado, el próximo sábado con la llegada de Marzo, tomaré el control de mi nueva morada para cuantos planes malignos y maléficos sean necesarios! Muaja-ja.

Traducido: Vuelvo a tener casa! Yuhu!!! Muchísimas gracias a los de aquí, a los de allí, a los que os habéis tomado la molestia de preocuparos por mi, de mandarme un mail animándome, o una llamada cuando me desesperaba. Y sobre todo a esos dos ángeles que me han acogido mientras tanto y me han tratado como no me merecía de ninguna manera. Patri y Alvaro. Gracias.

:)

PD. Más información en cuanto se pueda...

miércoles, febrero 20, 2008

Maikos. Kyoto Tales (3)

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Dos Maikos, aprendices de Geishas paseando por Kyoto. Y yo feliz y afortunado. :)

martes, febrero 19, 2008

Oro y piedras. Templos (1). Kyoto Tales (2)

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Si por algo destaca Kioto es por sus templos. Por sus infinitos templos. Por sus templos hasta decir basta!. Dudo mucho que haya ser humano que haya tenido la paciencia de visitar todos ellos y seguir manteniendo un ápice de cordura. Más de mil. Un uno seguido de tres ceros. Aymaredelamorhermoso!. Por donde empezar? Que ver? Cual elegir? Mi tiempo era limitado y acorde a los horarios dudaba mucho que fuera capaz de ver más de cuatro o cinco al día. (Atención al dato, porque alguien en condiciones normales con mucho muchísimio tiempo por delante tardaría más de 6 meses dedicándose única y exclusivamente a esta labor, para poder verlos todos.

Así que mucho me temo que me dejé unas cuantas joyas, pero no tuve más remedio que tirar de la guía y hacer una primera reducción de unos 20 para después pasar al filtro postales. El filtro postales, consiste en recorrer las tiendas de souvenires y curiosear las postales y libros para hacerme una idea de cada templo y asegurarme cual era el que no me quería perder. :)

Concienciado como estaba madrugué para aprovechar las horas al máximo, pensando (y con razón) que el desplazamiento por la ciudad, por medio de autobuses, que no controlaba demasiado bien, me retrasaría bastante. Aún así y aunque me dejé por ver uno de los que quería, creo que la selección estuvo bastante bien y me valió para superar mi umbral de templos para una temporada. ;-)

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Comencé con lo fuerte y tras pasar por Hohen-in (en la foto de arriba) me encaminé al Kinkakuji (aka Rokuon-ji), el pabellón dorado. Una auténtica maravilla. Atravesado jardines, llegue a un lago, y allí con un agua que ejercía de espejo, creando una preciosa simetría horizontal se apareció el templo dorado. Aguanten la respiración.

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A pesar del impacto inicial, la estructura es bastante reciend, de 1955, momento en que se volvió a levantar tras quemarse en 1950 el edificio original (desde 1397), vícitima de un monje que tras reducirlo a cenizas intentó suicidarse, sin éxito. Fue capturado y su madre al enterearse se arrojó a las vías del tren. Una historia sin lugar a dudas bastante más oscura que los brillantes reflejos que desprende. Y es que la estructura, queridos amigos, está recubierto con hojas de oro puro. $_$

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Sería un buen lugar para quedarse completamente ensimismado, pero uno, que no se deja hechizar facilmente (tomad nota, muchachas), pudo escapar del embrujo para seguir en modo turista unas cuantas horas más. Fueron mis huesos a parar, tras pasar más tiempo del que quisiera intentando encontrarme, a otra maravilla de los templos Zen japonenes. Ryoanji.

El templo del dragón tranquilo y pacífico. El templo entre otras cosas posee uno de los jardines secos más famosos del mundo. Secos, porque se basa en piedras para crearlo. Para aumentar su misticismo, su creador (o creadores) no dejaron ninguna explicación de su significado, lo que le añade belleza.

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15 piedras en tres grandes grupos. Creando una sensación agaradable y relajante al contemplarlo. Teorías hay muchas: simulación de un mar, un tigre cruzando un río... (esto debe ser como un test de Roschard, cada uno verá cosas distintas!).

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Lo que parecen haber revelado las investigaciones es que si se desplaza cualquier de las rocas se pierde la sensación de armonía. Cada cuál que saque sus propias conclusiones, pero es desde luego uno de los mejores ejemplos del arte japonés. Simplicidad y estética. Ya desde hace 1488.

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lunes, febrero 18, 2008

Gion y Pontocho. Kioto Tales (1)

Bajé del shinkansen en Kioto con los últimos rayos del sol. Cómo todo el viaje por la isla, sin rumbo y sin organización ninguna, empecé a buscar sitio para dormir. Suele resultar beneficioso para evitarse sustos el tener un planning hecho, pero eso generalmente obliga a cumplir unos horarios y mi planning se modificó tantas veces que cuadrar alojamiento reservado con la situación de mi persona física hubiera sido imposible a no ser que se diera una casualidad del azar.

Lo que si hubiera estado bien, sería haber averiguado que ese viernes cuando llegué, comenzaba un puente festivo en Japón y por lo tanto era la fecha propicia para que todos los japoneses se intercambien de ciudades, ocupando todos los alojamientos de las zonas. Kioto además, siendo un destino turístico importante, estaba saturado. Nota mental: Si tienes una semana para viajar para Japón, no dejes Kioto para el fin de semana. Así que cargado con mis bártulos, empecé a recorrer hostales de aquí para allá, ante la negativa de los dueños. Rapidamente agoté las posiblidades baratas de la Lonely Planet y pasá a las intermedias, con idéntica suerte. Me veía arañando mis ahorros para dormir en los de gama alta (amén de que uno no tiene el cuerpo acostumbrado al lujo y lo mismo se me irritaba la piel) mientras blasfemaba sobre mi persona, cuando una de las responsables de un Ryokan apiadándose de mi triste figura, hizó unas cuantas llamadas y más o menos me explicó que en otro sitio, tenían hueco para mí. Llegué y allí una amable pero seca anciana japonesa, me acompañó a mis aposentos. Empezamos a subir las plantas, primer piso, segundo piso (esto tiene buena pinta, que sitio más chulo, y que buen precio me han hecho, pensaba yo), tercer piso, piso de lavadoras (uy, uy), azotea (ayayayayay) y allí en un pequeños cuarto donde guardaban y almacenaban las colchas y edredones del resto del hotel, la amable pero seca anciana japonesa, me había habilitado una cama y como obsequio me regaló un plátano.

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La simbología nunca la acabé de ver clara, pero me comí la banana con regocijo y me acomodé como buenamente pude para, aunque fuera sin sol, emepezar a disfrutar de la ciudad. (por cierto, espero que os hayáis fijado en el cordoncito que desciende del techo. Interruptor de la luz con tres posiciones. Ahí es nada. Y tele japonesa en blanco y negro).

Si Tokio era el futuro, Kioto sin duda era el pasado. Aunque al día siguiente con las luces del día descubrí que ambas tenían en común el caos, lo cierto es que durante la noche, Kioto, rebosaba tranquilidad entre calles empedradas y casita de madera del barrio de Gion.

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Kioto fue capital del imperio del Sol Naciente desde 794 hasta 1868, momento en que se trasladó a la Tokio. Etimológicamente podría parecer que existe una relación entre To-kio y Kio-to, pero es una mera coincidencia fonética, pues mientras Kioto significa ciudad principal (o capital) Tokio significa capital del Este, remontándonos logicamente a cuando Kioto era la capital de Japón y Tokio la segunda ciudad más importante, situada al Este de la isla.

Fue la importancia histórica de Kioto la que la salvó de los bombardeos durante la segunda guerra mundial, siendo una de las ciudades que más edificios anteriores a la guerra conserva, y eso se disfruta. Gion, uno de los barrios de está ciudad, quizás sea uno de los mejores representantes del japón tradicional. De hecho sigue siendo hoy en día un barrio de Geishas y aunque es tremendamente dificil ver a una (pues apenas se dejan ver) en cambio si es fácil cruzarse con alguna Maiko (las aprendices de Geisha), lo que todavía incrementa aún más el sentimiento de haber viajado atrás en el tiempo. Sin embargo, no vería ni unas ni otras esa noche, pero me deleité con las casas de madera a la orilla del río, con las linternas de papel iluminando las entradas, con la gente comiendo arrodillada...

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Destaca además Pontocho, otro pequeño barrio colindante, de calles estrechas y lleno de restaurantes, mezcla de olores y colores de sus luces.

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Y esto era sólo el principio, porque Kioto sería como tenía que ser, un lugar fascinante.

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