Barbacoa... a la japonesa?
A pesar de las más que notables desavenencias que Kondo San y yo tenemos con respecto a lo que cada uno entendemos por un sitio digno donde vivir, la verdad es que es bastante atento y siempre está sonriendo y preocupado porque esté bien. Cosa que en la atmosféra de trabajo tan seria, fría y distante, se agradece bastante. Desde que llevo aquí ya me sacado un par de veces a cenar después del trabajo.
Su última idea, fue llevarme a cenar a un español (por qué? POR QUÉ?), con la idea de hacerme sentir como en casa. El Bodegón (Bodejón según lo pronuncian ellos). Andaba el hombre tan ilusionado que no quise comentar las desagradables experencias de las últimas veces que he osado profanar el nombre de comida española en el extranjero, así que dado que somos de tropezar más de una vez con la misma piedra, acepté. Quiso la suerte esta vez aliarse conmigo e hizo enfermar al dueño del Bodejón (nada grave, no os penséis) por lo que cuando quisimos llegar el local se hallaba cerrado. Kondo San, acompañado de Kato San y un tercer acompañante amigo de ambos y de cuyo nombre no puedo acordarme (juraría que era Tibe), tuvieron que idear un plan B.
No tardaron mucho en encontrar un lugar que habría de saciar nuestro hambriento apetito. Uno de esos lugares pequeños, pero lleno de autóctonos, donde no sabes que tipo de comida vas a encontrar hasta que entras. "Japanese Barbecue, Korean Style" me decía Kondo San. A saber que quiere decir eso.
Independientemente del origen del invento, nos sentamos en una pequeña mesa del curioso lugar (atentos a la decoración), donde nos pusieron un cubo de metal lleno de ascuas sobre las que resposaba una pequeña rejilla. Mis anfitriones se centraron en el menú y empezaron a pedir comida (cosa que yo seré incapaz de repetir), mientras me iban enseñando la parte del cuerpo del cerdo, la vaca o lo que fuera que ibamos a comer: que si este trozo de la espalda, que si este otro trozo del costado, que si tripas, lengua. Venga esa comida buena, quién dijo miedo. Nama Biru o kudasai. Que aliviemos la espera con cerveza.
Empezaron a llegar platos y más platos de la carne cruda y empezamos a barbacoar cada uno lo que estimó conveniente fuera o no para sí mismo y a untar cada uno en su respectiva salsa tal y como me era indicado para acto seguido dar buen cuenta de ello. No sé lo que comí, todo sea dicho, pero estaba buenísimo. La defensa podrá alegar la influencia del alcohol o del ambiente tan campechano pero no hice ascos a nada.
Por cierto, para terminar, no perderse la siguiente foto. Puede que os llame la atención un atleta negro en sus paredes.
Si. Efestivamente. Ben Johnson comió aquí. Lugar con solera.
Su última idea, fue llevarme a cenar a un español (por qué? POR QUÉ?), con la idea de hacerme sentir como en casa. El Bodegón (Bodejón según lo pronuncian ellos). Andaba el hombre tan ilusionado que no quise comentar las desagradables experencias de las últimas veces que he osado profanar el nombre de comida española en el extranjero, así que dado que somos de tropezar más de una vez con la misma piedra, acepté. Quiso la suerte esta vez aliarse conmigo e hizo enfermar al dueño del Bodejón (nada grave, no os penséis) por lo que cuando quisimos llegar el local se hallaba cerrado. Kondo San, acompañado de Kato San y un tercer acompañante amigo de ambos y de cuyo nombre no puedo acordarme (juraría que era Tibe), tuvieron que idear un plan B.
No tardaron mucho en encontrar un lugar que habría de saciar nuestro hambriento apetito. Uno de esos lugares pequeños, pero lleno de autóctonos, donde no sabes que tipo de comida vas a encontrar hasta que entras. "Japanese Barbecue, Korean Style" me decía Kondo San. A saber que quiere decir eso.
Independientemente del origen del invento, nos sentamos en una pequeña mesa del curioso lugar (atentos a la decoración), donde nos pusieron un cubo de metal lleno de ascuas sobre las que resposaba una pequeña rejilla. Mis anfitriones se centraron en el menú y empezaron a pedir comida (cosa que yo seré incapaz de repetir), mientras me iban enseñando la parte del cuerpo del cerdo, la vaca o lo que fuera que ibamos a comer: que si este trozo de la espalda, que si este otro trozo del costado, que si tripas, lengua. Venga esa comida buena, quién dijo miedo. Nama Biru o kudasai. Que aliviemos la espera con cerveza.
(Kondo San, el hombre)
Empezaron a llegar platos y más platos de la carne cruda y empezamos a barbacoar cada uno lo que estimó conveniente fuera o no para sí mismo y a untar cada uno en su respectiva salsa tal y como me era indicado para acto seguido dar buen cuenta de ello. No sé lo que comí, todo sea dicho, pero estaba buenísimo. La defensa podrá alegar la influencia del alcohol o del ambiente tan campechano pero no hice ascos a nada.
Por cierto, para terminar, no perderse la siguiente foto. Puede que os llame la atención un atleta negro en sus paredes.
Si. Efestivamente. Ben Johnson comió aquí. Lugar con solera.
14 comentarios:
Que grande, has vuelto a uno de los temas olvidados de este blog: no hay fin en el/tu buche.
Ehhhh... esa decoración pordría acercarse algún día a la del Bar del Beni!! Vaya botes con formol!!
olé tu valentía!! que lo que no mata engorda :)
y me alegro que el Bodegón estuviera cerrado, de una buena te libraste ;)
Que son las cosas esas de los botes????? Realmente me voy a llevar latas de atun cuando vaya para alla!!!!! En fin, me encantaron las fotos de tu perdida en tokio, impresionantes.
Salu2!!!
Lástima de choricitos picantes a la japonesa...
De verdad que me cuesta imaginarte ahí rodeado de los japos. Porque se ve q las fotos son tuyas, si no creería q te has vuelto a Torrejón y q todo esto es un montaje, jejeje.
Kondo San me cae genial, tiene pinta de ser entrañable... quiero conocerlo!!!
Oria, olvidados? nunca! Lo mismo aparcados... jajajaja!
Japogo, Beni no hay más que uno, pero este podría ser su primo japonés (o koreano).
labrujy, me da que del BodeJón no me libra nadie. Volverán a intentarlo, seguro!!
Nancy, atún si que tienen. aprendete la palabra Maguro, y pídelo siempre. Eso sí, el sashimi de atún está exquisito! :) Y lo de los botes... pues son serpientes. Jajajaja!
Vanessa, ya veremos si te apetece conocerle cuando vengas de visita y tengas que dormir de pie!! jajajaja! ;-P
Kondo San! La realidad es fiel a mi imaginación. Con lo de la comida, pregunta qué comes hasta que empiecen a nombrar algo que te pueda empezar a dar reparos. En ese momento deja de preguntar y simplemente come (que puñetera manía tendrá la gente en meternos en restaurantes españoles adaptados al gusto extranjero...)
joerrrr no queria creerlo, pero por lo que dices es cierto lo que pensaba ¡¡¡son serpientes en formol!! ....uggggg...ahi de decoración mientras comes... ¡¡qué agradable!!!... en fin.. suerte amigo!!! aunque tú no tienes mucho problema ja,ja.. .. yo también me llevaré atún.. y un poquito de jamon...ja,ja...
Bss
Bss.
Que ilusion me ha hecho conocer por fin a Kondon-san!!
Sirventés, yo creo que mientras no se mueva podré comer de todo. Es parte de la experiencia y no me lo pienso perder! Y si se mueve habrá que planteárselo. :)
Cris, si las serpientes son mu majas!!! Y en alcohol. Tan conservaditas ellas! Eso si, trae el jamón, que sabes que si no no se entra por la puerta! :D
Patri, nada, le transmito tus afeciones al susodicho. Le hará ilusión. Estaba hoy todo encantado con sus fotos. :)
que no es por ser maligna, pero en la última foto, el de la derecha, se parece mogollón a Hiro Nakamura, de la serie de Heroes, je je....va en serio!!! igual son familia y tó
Vir, te puedes creer que no he visto Heroes? Vamos, ni heroes, ni lost, ni prison break... tengo un agujero cultural de series!!! :(
Ostiá, me encanta Kondo San, me declaro fan absoluta, es el nuevo Chow-yun Fat (o como se escriba). ¿No le ves dándole la réplica a Morgan Freeeman en su nueva película, dire?
Ay, ayudante de dirección... meter a Kondo San en una película... podría traer consecuencias catastróficas... no sé, no sé. Me lo tengo que pensar.
Necesito una opinión objetiva. No tú, que eres fan y tienes los sentidos nublados!
(PD. A ver si dejamos de ser ánonima!! :D)
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