sábado, junio 24, 2006

Por donde lo habíamos dejado

Me considero una persona afortunada. Creo que he tenido la suerte de conocer a mucha gente interesante y que han dejado huella en mi vida. Entre ellos y entre muchos otros, mis amigos de mi temporada en tierras germanas.

Esta semana tuve la alegría de reencontrarme con uno de ellos aunque solo fuera por unas pocas horas. Alberto, el artista, y su hermano me acompañaron para una ronda de pintas y una cenita. Un lujo señores, un auténtico lujo.

En dicho grupo siempre bromeados diciendo que no pasa el tiempo cuando nos vemos, que nos despedimos ayer tomando un café para volver a quedar al día siguiente y seguir la conversación por donde la habíamos dejado. Y eso, aunque hayan pasado meses, es una gozada.

Asi que aprovecho la alegria del reencuentro para mandar un abrazo a todos los que hacen que cuando los caminos se cruzan de nuevo parezca que siempre hemos ido juntos.

El lunes volveré, y seguiremos exactamente por ahí, por donde lo habíamos dejado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver si retomamos en Tokio la conversación!!!

Anónimo dijo...

El mundo es más pequeño de lo que lo pintan. A ver si seguimos así y algún día llegamos a verlo como un barrio.

Anónimo dijo...

Y mi ordenador volvió.
Y una semana después de su retorno, un vecino se conectó.
Desde el infierno y la envidia, un deseo de que las pintas se repitan, y estemos aún más gente.

Anónimo dijo...

jo... una lagrimita... manyana te espero por un café!

Anónimo dijo...

me apunto a lo del barrio, japoguín... ya lo visualizo... y me gusta...
igna, las siguientes pintas aquí... y las de después... ya veremos... habrá que darse una vuelta por el barrio, a ver como le va a nuestros vecinos...

Ignacio dijo...

Pues si, el mundo es más pequeño de lo que parece!!!! :)

:)

En cualquier momento, a cualquier hora... será un placer.

Anónimo dijo...

Oye, generalmente apunte dónde lo dejamos pero esta vez se me ha pasado. ¿Te acuerdas tú?

Lo de antes conocido como artista hay que aclararlo, que me pongo rojo.

Saludos de un barrio de Múnich

Ignacio dijo...

Yo tampoco lo apunto, confiaba en ti. ;-) Pero generalmente es muy fácil, te vas a una cafetería, coges un café o una cerveza y por arte de magia sale solo. Es algo mistico e inexplicable... Podríamos pasarnos tiempo intentando entenderlo, pero mejor lo aprovechamos, no? :D