Unter den Linden iluminado. Berlín (2)
A sabiendas de que andais ansiosos de saber más de lo acotecido entre weissen y weissen, haré un pequeño intervalo turístico en la cronología de los hechos para exactamente igual que sucediera con Londres y Madrid, mostaros un poco de como nuestros amigos los berlineses habían iluminado sus calles en estas fechas navideñas.
Y si, hago este inciso pseudofotocultural, porque no me siento con ganas de escribir como sus mercedes se lo merecen. Aún así y a pesar del cansancio postvacacional que arrastra mi ser, espero que os gusten las fotos.
Porque el recorrido será sencillo. Comenzamos en la puerta de Brandeburgo y acabaremos en Alexanderplatz, así que un breve recorrido por toda esa enorme avenida que se denomina Unter den Linden.
Asi sea, que aunque lo podreis disfrutar con más detalle en próximas entregas, aqui teneis el ambiente que presentaba los aledaños de la famosa puerta a media tarde, que aunque ya de noche, no erán más de las 16:00 de la tarde (aún quedaban 8 horas para la hora D!!!)
La puerta de Brandeburgo, como siempre gloriosa. Esta puerta terminada en 1791, pasó a ser el símbolo de la ciudad, cuando los nazis utilizaron su cuadriga comandada por al diosa de la Victoria como una imagen de su poder. La cuadriga viajo secuestrada a Paris de la mano de Napoleón en 1806 para retornar a su posición original en 1814. Utilizada como escenario para discursos históricos como la visita de J.F.Kennedy y su famoso "Ich bin ein Berliner" (Yo soy un Berlinés) se convirtió entonces en un icono de la paz y la libertad.
Cogemos ahora sí, el boulevar Unter den Linden, con luces decorando minuciosa y detalladamente cada uno de los árboles que adornan el paseo en su mayoría tilos, de ahí su nombre (Bajo los Tilos).
Continuemos un poco más para cruzarnos con Friedrichstrasse, una de las calles comerciales más importantes de Berlín, una especie de calle Serrano pero en el corazón alemán.
Pasemos por delante de la estatua de Frederick el grande, justo después...
... para encontrarnos con uno de mis edificios favoritos de esta ciudad. Su impresionante catedral: El Berliner Dom.
Lo que comenzó como una pequeña iglesia en 1465 fue sufriendo sucesivas remodelaciones pasando de orden en orden hasta quedar terminada en 1822. Logica y lamentablemente y como el resto de Berlín, fue bombardeada por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, volviendo a ser construida, esta vez un poco más pequeña, y abriendo sus puertas de nuevo en 1993.
Precisamente esa es una de las sensaciones al andar por Berlín, el de estar en una ciudad inacabada, en eterna reconstrucción, víctima de una guerra que la dejo tullida para los restos. Precisamente ese halo de ciudad devastada y luchadora que arrastra es la que hace de Berlín un símbolo de nuevo mundo, de nuevas generaciones y son muchos los que opinan que es precisamente esta, la ciudad con la mentalidad más abierta de Alemania.
Llegamos por último, en este breve paseo a Alexanderplatz, la plaza principal de la zona Este de Berlín que todavía tiene la huella de su pasado comunista en los edificios, sobrios y cuadriculados, que decoran la zona. De su época como República Democrática destaca der Fernsehturm (Torre de Televisión), con casi 370 m de alto, a la que por cierto, se puede subir a disfrutar de las vistas (a apuntar para la próxima visita) sobre la ciudad.
Tras la reunificación de las dos Alemanias en 1990, esta plaza comenzó un proceso de renovación que todavía dura. Da cobijo también al Rotes Rathaus (Ayuntamiento Rojo) que se ocupaba de la zona Este, mientras que la zona Oeste tenía otro completamente diferente. Y es que a todos los efectos las dos Berlines eran dos ciudades independientes, tanto es así que tras la unificación se quedo en una ciudad con dos ayuntamientos, dos estaciones principales, dos aeropuertos, etc.
También destaca en la misma plaza el Weltzeituhr o Reloj del Mundo, donde se puede ver la hora que tiene cada país en cada instante en una curiosa estructura cirular.
Siempre he pensado que Berlín no es una de las ciudades más bonitas de Europa, pero si una de las que más encanto tiene. Y su encanto, su magia reside precisamente en que es historia viva, transformandose delante de tus ojos, que como centro de uno de los mayores acontecimientos del último siglo, hace que te intereses y te de rabia no saber más de su historia. Y eso es mucho decir.
Y si, hago este inciso pseudofotocultural, porque no me siento con ganas de escribir como sus mercedes se lo merecen. Aún así y a pesar del cansancio postvacacional que arrastra mi ser, espero que os gusten las fotos.
Porque el recorrido será sencillo. Comenzamos en la puerta de Brandeburgo y acabaremos en Alexanderplatz, así que un breve recorrido por toda esa enorme avenida que se denomina Unter den Linden.
Asi sea, que aunque lo podreis disfrutar con más detalle en próximas entregas, aqui teneis el ambiente que presentaba los aledaños de la famosa puerta a media tarde, que aunque ya de noche, no erán más de las 16:00 de la tarde (aún quedaban 8 horas para la hora D!!!)
La puerta de Brandeburgo, como siempre gloriosa. Esta puerta terminada en 1791, pasó a ser el símbolo de la ciudad, cuando los nazis utilizaron su cuadriga comandada por al diosa de la Victoria como una imagen de su poder. La cuadriga viajo secuestrada a Paris de la mano de Napoleón en 1806 para retornar a su posición original en 1814. Utilizada como escenario para discursos históricos como la visita de J.F.Kennedy y su famoso "Ich bin ein Berliner" (Yo soy un Berlinés) se convirtió entonces en un icono de la paz y la libertad.
Cogemos ahora sí, el boulevar Unter den Linden, con luces decorando minuciosa y detalladamente cada uno de los árboles que adornan el paseo en su mayoría tilos, de ahí su nombre (Bajo los Tilos).
Continuemos un poco más para cruzarnos con Friedrichstrasse, una de las calles comerciales más importantes de Berlín, una especie de calle Serrano pero en el corazón alemán.
Pasemos por delante de la estatua de Frederick el grande, justo después...
... para encontrarnos con uno de mis edificios favoritos de esta ciudad. Su impresionante catedral: El Berliner Dom.
Lo que comenzó como una pequeña iglesia en 1465 fue sufriendo sucesivas remodelaciones pasando de orden en orden hasta quedar terminada en 1822. Logica y lamentablemente y como el resto de Berlín, fue bombardeada por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, volviendo a ser construida, esta vez un poco más pequeña, y abriendo sus puertas de nuevo en 1993.
Precisamente esa es una de las sensaciones al andar por Berlín, el de estar en una ciudad inacabada, en eterna reconstrucción, víctima de una guerra que la dejo tullida para los restos. Precisamente ese halo de ciudad devastada y luchadora que arrastra es la que hace de Berlín un símbolo de nuevo mundo, de nuevas generaciones y son muchos los que opinan que es precisamente esta, la ciudad con la mentalidad más abierta de Alemania.
Llegamos por último, en este breve paseo a Alexanderplatz, la plaza principal de la zona Este de Berlín que todavía tiene la huella de su pasado comunista en los edificios, sobrios y cuadriculados, que decoran la zona. De su época como República Democrática destaca der Fernsehturm (Torre de Televisión), con casi 370 m de alto, a la que por cierto, se puede subir a disfrutar de las vistas (a apuntar para la próxima visita) sobre la ciudad.
Tras la reunificación de las dos Alemanias en 1990, esta plaza comenzó un proceso de renovación que todavía dura. Da cobijo también al Rotes Rathaus (Ayuntamiento Rojo) que se ocupaba de la zona Este, mientras que la zona Oeste tenía otro completamente diferente. Y es que a todos los efectos las dos Berlines eran dos ciudades independientes, tanto es así que tras la unificación se quedo en una ciudad con dos ayuntamientos, dos estaciones principales, dos aeropuertos, etc.
También destaca en la misma plaza el Weltzeituhr o Reloj del Mundo, donde se puede ver la hora que tiene cada país en cada instante en una curiosa estructura cirular.
Siempre he pensado que Berlín no es una de las ciudades más bonitas de Europa, pero si una de las que más encanto tiene. Y su encanto, su magia reside precisamente en que es historia viva, transformandose delante de tus ojos, que como centro de uno de los mayores acontecimientos del último siglo, hace que te intereses y te de rabia no saber más de su historia. Y eso es mucho decir.
6 comentarios:
Joerr, lo que estoy aprendiendo después del viaje!! Si es que no se puede ir así, con las cosas cogidas con pinzas, como fui yo: a lo más que llegaba era a pedir un Glühwein con acento, pero ya está. De todo esto se aprende para la próxima escapada, donde habrá que currarse más el tema cultural. Anoto.
Si, si... no tenía ganas de escribir, pero si de leerse la historia de Berlín.. porque eso no te lo sabías de memoria ¡¡confiesa!!! :-)
Bss.
Pero tu me has visto a mi con un libro en la vida? ;-) jejeje... En mi defensa tengo que decir que siendo la tercera vez que voy a Berlín, algo se me ha quedado. Las fechas evidentemente no. :P jejeje
La verdad es q se te va dando cada vez mejor esto de las fotos......
Por cierto, ya te queda nada para estrenar casa!!!!! :DD
Como anécdota aádir que la grandiosa frase de Kennedy les hace mucha gracia a los germanos, ya que un Berliner, aparte del gentilicio de Berlín, es un bollo relleno de crema mu típico de por ahi (de hecho, no se si son típicos de berlín, pero de algun sitio de alemania seguro). con lo cual la traducción podria ser algo como "soy un bollo/palmera/cuerno/etc". ole.
Vaya!!! Casualidades de la vida... en el siguiente post hablo de los bollos estos... :)
Ummmm estoy irremediablemente enganchado a los Berliner y a los Bretzel. (Efectivamente, no he desayunado todavía)
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