sábado, septiembre 02, 2006

Del descanso del guerrero y come carne que alimenta. Hacinados (6)

Seguimos con las crónicas festivas aunque sea con casi una semana de retraso. Nunca es tarde si la dicha es buena y tras arrastrar nuestros huesos desde la School Disco al antro o cueva de hacinamiento, reposamos nuestros cuerpos cansados hasta que Morfeo nos abandonó y recorrimos cual zombies el espacio que separa la habitación del baño y del baño a la cocina.

¿Que más se puede pedir? Pues hacer partícipes a mis invitados de lo que es disfrutar de una buena barbacoa. Con ayuda de los australianos se compró, preparó, maceró y cocinó la más inmensa montaña de chicha que hayan visto estos ojos.

Profesionalidad siempre. Pero profesionalidad de la que se nace, de la que pone a un australiano delante de una barbacoa y prepara un plan de ataque para hacer los filetes, la chistorra, las salchichas, el pollo, más pollo, las costillas...


Y quizás por última vez disfruté de esta barbacoa. Al menos no será en la misma terraza. :)

¿Creeis que será poca comida?

Por supuesto, Obi-Wan-Sangría, se hizo acompañar por la fuerza y se marcó otro barreñete de la preciada mezcla. Ni Yoda en plenas facultades.

Hay dos cosas de la que me siento especialmente avergonzado. Muy avergonzado. Las confesaré aquí para disfrute de aquellos que goceis con la crítica fácil.

1) No nos pudimos acabar todo. Un nuevo ejemplo del paso de la edad. Se pasó miedo. Mucho. Se temió por la integridad estomacal de los comensales.

2) Comí ensalada. Releed. Otra vez más. Habeis leido bien. Y dos veces. Nunca había oido a mi estómago gritar así, entre lamentos, pidiendo verdurita. Como los caracoles. Rubor.

Y luego mi parte favorita (jiijijiji). Llegaron los regalos. Allí estaba yo, fregando, cuando les veo aparecer por la puerta con una tarta y yo ajeno a todo ello. Asi como fui ajeno a los regalitos que me trajeron mi primera ronda de garrapatas. Muchas gracias a todos ellos. :)


Espero que no haya entre el público ningún optimista que piense que después de la inacabada comilona aún fueramos capaces de movernos.

A las 21:00 nos levantamos de la siesta.

Con un par.

El tiempo justo para llegar al centro y pedirnos una pintilla, antes de que nos cerraran los pubs. Y bueno, para descubrir alguna tetería callejeando por Covent Garden. Pero eso es otra historia, que como quien dijo aquel, habrá de ser contada en otra ocasión o quizás caer en el olvido, que nosotros al igual que el mono necesitamos descansar.

La edad. Es la edad. :)

1 comentario:

Anónimo dijo...

joven que viaje. un saludo soy carlos hago algo de malabares y llevo tiempo intentando conocer como se hacen esas mega pompas de jabon que salen en las fotos. yo las hago con parafina y fairi pero no salen tan grandes. le agradeceria muchisimo si sabe como se hacen. gracias por todo
mi mail es correoavefenix@yahoo.es