La tortura voluntaria de subir al Ben Nevis. Por Escocia (18)
Nos las prometíamos muy felices, nosotros, salchichas de ciudad, ante la idea de subir el Ben Nevis, el más alto monte de toda Reino Unido con 1344 metros. La información de que disponíamos no auguraba que fuera a ser fácil. Se calculaban unas 8 horas entre subida y bajada. "Bah!, esto lo ponen para los pancetas, que esto es un guía turística y no una de montañeros altos, fuertes y esbeltos como nosotros".
El tiempo puso a cada uno en su lugar y a nosotros más cerca del grupo de los pancetas que de los altos, fuertes y esbeltos, pero comencemos con el principio, porque hay ciertas cosas que merecen ser contadas antes de comenzar. El Ben Nevis siendo el monte más alto en una zona llena de montañas, tiene una de las vistas más impresionantes de Escocia, pero generalmente y al igual que con los Cairngorms la niebla puede hacer furor. Se considera que a lo largo del año puede haber unos 15 días en los que el pico y alrededores estén limpitos de nubes. Debimos haberlo tenido en cuenta cuando el día anterior que llegamos a sus pies, resultó claro y soleado. Aún así enardecidos por el conserje del hostal donde nos hospedábamos y que nos aseguró que nuestro día D sería apropiado nos lanzamos a la aventura.
Poco tardamos en darnos cuenta de que deberíamos habernos quedado con algún cabello del mismo para hacerle un muñeco vudú. Las nubes comenzaban a poco encima de nuestras cabezas y el día no auguraba nada bueno.
Dado que la subida (por el recorrido fácil, of course) esta divida en dos partes principales decidimos aunque fuera por orgullo llegar hasta la primera de ellas, el Loch Meall. Aunque la verdad es que pronto dejamos de acordarnos del orgullo y dimos paso a la frustración, no solo nos encontrábamos en una nube calados hasta los huesos de la humedad y del sudor, sino que estábamos siendo pasto de los mosquitos, que lejos de alejarse de nosotros se quedaban pegados en nuestros gruesa capa de repelente repartida por todo lo visible del cuerpo (cabellera incluida).
Conocimos en aquel momento al catalizador de la jornada. Un individuo nos indicaba que la cima, la cumbre estaba despejada. Pardiez. Que alegría!. ¿Nos habríamos dejado llevar por el desánimo demasiado pronto? ¿Sucumbiríamos al Ben Nevis, o le doblegaríamos a nuestra voluntad? Alcanzamos el lago y efectivamente el terreno estaba despejado. Al menos durante 30 segundos, porque eso parecía una autopista de nubes. Se movían a toda velocidad y lo mismo veías a kilómetros a la redonda que pasabas a depender de tu sónar interno.
Aún así, un grupo de valientes decidió seguir subiendo y el resto aturdidos por la cantidad de veneno de mosquito en la sangre los siguieron. La separación entre valientes y aturdidos la dejaré a vuestra elección. Retomamos la segunda parte de la subida, que en nuestra santa sabiduría pensamos que sería pan comido y nos encontramos el primer regalo de la jornada. La ascensión nos llevó a pasar por encima de las nubes y ver los picos romperlas surgiendo de la nada. Impresionante. Satisfacción y regocijo. Las piernas se recargan con el buen ánimo.
Pero llegados a este punto, la cosa se complicaba, el camino que no había sido precisamente de rositas hasta entonces comenzaba a zigzagear en un intento por disimular las empinadas cuestas que poco a poco iban minando nuestro humor hobbit. Las paradas se sucedían cada vez más pronto.
El grupo se disgregaba, aquí que cada se salve como pueda, cada uno a su ritmo y el que muera le recogeremos a la bajada. Si ya lo decíamos que uno se va descuidado y luego ponerse a hacer el Superman sin entrenar no es bueno. Ver a niños bajando tan campantes de la cima nos avergonzaba más que herir nuestro ya carente orgullo. Para colmo de males las nubes nos adelantaron en la subida haciéndolo todavía más tétrico. Sam. ¿Donde estas Sam?
Se cumplían los peores augurios, llegábamos a la cima, no sin poco sufrimiento y alguna pájara, para ver... nada. Una masa grisácea de niebla se extendía ante nosotros. Pero no se puede tener todo. Habíamos llegado!!! (y en el tiempo recomendado para pancetas!!! yuhu!!!).
Abrigos, comida, algo de reposo y a coger fuerzas. En algún momento habría que empezar a bajar y por experiencia sé que las bajadas suelen ser bastante más demoledoras para las piernas y las rodillas que las subidas.
En efecto, allí se quedó algún trozo de rótula entre tanta roca. Debo reseñar además que el grupo de los "listos" decidimos coger un "atajo" que bajaba la montaña casi en línea recta, atravesando curvas de nivel como si no hubiera un mañana. Date, por aquí nos lo hacemos en un pispas!. De nuevo, otro error.
No tardamos en bautizar al pseudocamino como el rompepiernas y en lo que nos esforzábamos por no despeñarnos, esquivar las piedras que rodaban por los que nos seguían y avisar de las piedras que rodaban contra los que iban por delante, el grupo que no había tomado el atajo, ya se encontraba a yardas de distancia, sentados, relajados y disfrutando de una más apacible bajada.
En algún momento indeterminado alcanzamos el lago, nos tumbamos a morir allí y rascamos las últimas fuerzas de nuestros oxidados corpachos terminamos lo que habíamos comenzado.
Cierto es que parecíamos salidos de un campo de batalla, y que los gemelos habrían de doler hasta unos días después de volver de Escocia, pero en cambio teníamos la satisfacción de a pesar de nuestros cuerpos de escándalo y de ser carne de oficina, haberlo hecho.
Ay. Uy. Dolor. Cansancio. Mucho cansancio. ZZZzzzzZZZZZzzzzz....
El tiempo puso a cada uno en su lugar y a nosotros más cerca del grupo de los pancetas que de los altos, fuertes y esbeltos, pero comencemos con el principio, porque hay ciertas cosas que merecen ser contadas antes de comenzar. El Ben Nevis siendo el monte más alto en una zona llena de montañas, tiene una de las vistas más impresionantes de Escocia, pero generalmente y al igual que con los Cairngorms la niebla puede hacer furor. Se considera que a lo largo del año puede haber unos 15 días en los que el pico y alrededores estén limpitos de nubes. Debimos haberlo tenido en cuenta cuando el día anterior que llegamos a sus pies, resultó claro y soleado. Aún así enardecidos por el conserje del hostal donde nos hospedábamos y que nos aseguró que nuestro día D sería apropiado nos lanzamos a la aventura.
Poco tardamos en darnos cuenta de que deberíamos habernos quedado con algún cabello del mismo para hacerle un muñeco vudú. Las nubes comenzaban a poco encima de nuestras cabezas y el día no auguraba nada bueno.
Dado que la subida (por el recorrido fácil, of course) esta divida en dos partes principales decidimos aunque fuera por orgullo llegar hasta la primera de ellas, el Loch Meall. Aunque la verdad es que pronto dejamos de acordarnos del orgullo y dimos paso a la frustración, no solo nos encontrábamos en una nube calados hasta los huesos de la humedad y del sudor, sino que estábamos siendo pasto de los mosquitos, que lejos de alejarse de nosotros se quedaban pegados en nuestros gruesa capa de repelente repartida por todo lo visible del cuerpo (cabellera incluida).
Conocimos en aquel momento al catalizador de la jornada. Un individuo nos indicaba que la cima, la cumbre estaba despejada. Pardiez. Que alegría!. ¿Nos habríamos dejado llevar por el desánimo demasiado pronto? ¿Sucumbiríamos al Ben Nevis, o le doblegaríamos a nuestra voluntad? Alcanzamos el lago y efectivamente el terreno estaba despejado. Al menos durante 30 segundos, porque eso parecía una autopista de nubes. Se movían a toda velocidad y lo mismo veías a kilómetros a la redonda que pasabas a depender de tu sónar interno.
Aún así, un grupo de valientes decidió seguir subiendo y el resto aturdidos por la cantidad de veneno de mosquito en la sangre los siguieron. La separación entre valientes y aturdidos la dejaré a vuestra elección. Retomamos la segunda parte de la subida, que en nuestra santa sabiduría pensamos que sería pan comido y nos encontramos el primer regalo de la jornada. La ascensión nos llevó a pasar por encima de las nubes y ver los picos romperlas surgiendo de la nada. Impresionante. Satisfacción y regocijo. Las piernas se recargan con el buen ánimo.
Pero llegados a este punto, la cosa se complicaba, el camino que no había sido precisamente de rositas hasta entonces comenzaba a zigzagear en un intento por disimular las empinadas cuestas que poco a poco iban minando nuestro humor hobbit. Las paradas se sucedían cada vez más pronto.
El grupo se disgregaba, aquí que cada se salve como pueda, cada uno a su ritmo y el que muera le recogeremos a la bajada. Si ya lo decíamos que uno se va descuidado y luego ponerse a hacer el Superman sin entrenar no es bueno. Ver a niños bajando tan campantes de la cima nos avergonzaba más que herir nuestro ya carente orgullo. Para colmo de males las nubes nos adelantaron en la subida haciéndolo todavía más tétrico. Sam. ¿Donde estas Sam?
Se cumplían los peores augurios, llegábamos a la cima, no sin poco sufrimiento y alguna pájara, para ver... nada. Una masa grisácea de niebla se extendía ante nosotros. Pero no se puede tener todo. Habíamos llegado!!! (y en el tiempo recomendado para pancetas!!! yuhu!!!).
Abrigos, comida, algo de reposo y a coger fuerzas. En algún momento habría que empezar a bajar y por experiencia sé que las bajadas suelen ser bastante más demoledoras para las piernas y las rodillas que las subidas.
En efecto, allí se quedó algún trozo de rótula entre tanta roca. Debo reseñar además que el grupo de los "listos" decidimos coger un "atajo" que bajaba la montaña casi en línea recta, atravesando curvas de nivel como si no hubiera un mañana. Date, por aquí nos lo hacemos en un pispas!. De nuevo, otro error.
No tardamos en bautizar al pseudocamino como el rompepiernas y en lo que nos esforzábamos por no despeñarnos, esquivar las piedras que rodaban por los que nos seguían y avisar de las piedras que rodaban contra los que iban por delante, el grupo que no había tomado el atajo, ya se encontraba a yardas de distancia, sentados, relajados y disfrutando de una más apacible bajada.
En algún momento indeterminado alcanzamos el lago, nos tumbamos a morir allí y rascamos las últimas fuerzas de nuestros oxidados corpachos terminamos lo que habíamos comenzado.
Cierto es que parecíamos salidos de un campo de batalla, y que los gemelos habrían de doler hasta unos días después de volver de Escocia, pero en cambio teníamos la satisfacción de a pesar de nuestros cuerpos de escándalo y de ser carne de oficina, haberlo hecho.
Ay. Uy. Dolor. Cansancio. Mucho cansancio. ZZZzzzzZZZZZzzzzz....
19 comentarios:
Vaya me has hecho darme cuenta que yo también soy carne de oficina. Otro trocito de mi inocencia a la basura.
Muy chulas las vistas de la subida.
una vez más que chulada... mira uqe me he reido al oirte preguntar por Sam.... por que la verdad, fue lo primero que pensé... ¡que mérito tenía el pobre sam!!!!.. jeje... me han encantado las fotos... conforme va aumentando el post, van mejorando con él... después de ver la del lago al fondo... os animo a visitar los Ancares aquí en Galicia.. que el camino es menos tortuoso(uno que yo me sé acabó haciendo escalada colgado de una roca después de meterse una lata de calamares... jeje)... y la vista es impresionante...
(por cierto.... tenemos aquí a Lorea!!!!!.... y al Aitor!!!!son más majos!!!!!..jeje)
Oria, tu tranquila, que sobre el 30 de Diciembre llega el cambio de actitud, que dura hasta el 2 de enero... creo. :)
Cinza, lo primero saluda a Lorea y Aitor de mi parte! A ver si ellos son capaces de comer choupa!!! Y a los Ancares habrá que ir en algún momento, no? ;-)
Que pedazo de vistas dios! xD
Como llevas los músculos ahora? xD
Teniendo en cuenta que esto sucedió en Agosto... ya estoy recuperado y con la poca masa múscular que gané en ese momento totalmente perdida! Jajaja. :)
Que tierna la foto de los 2 bellos durmientes..... Confiesa, a alguno le llego a alcanzar la pechera el reguero de babillas??? jajajajajajja
Ah, eso está bien. El siguiente el Teide! xD
debimos atrrravesarr morrria, gandalf, mago cabezota...
impresionado estoy... en este tipo de caminatas es cuando mi grácil capa adiposa, que a menudo me protege de las inclemencias de nubes y vientos traicioneros, se vuelve en mi contra probando la verdad absoluta de la ley de newton, y estoy seguro que a mitad de camino me quedaría besando una roca de esas, y ni la épica más sentida me hubiera hecho soltar mi roca... así que os diría un "Ai can de more" y esperaría a que volvierais y me humillarais...
plas plas plas!! mi admiración eterna!!!
(las fotos una delicia, como siempre)
y apoyo la excursion a "os ancares" y por supuesto también a "o courel"
Ó caurel???... jeje.. eso me suena a que te ha gustado después de ver el video promocional ¿no?.. amigo choupa, animal de costumbres.. jeje.. así me gusta, que te vaya poseyendo el espíritu del senderismo.. así una cosa más para compartir...jeje.. y esa escapadita Lugo-Ourense-León... da igual Ancares que Courel.. se programará nada más acabar febrero... recordemos gustosamente que todavía tenemos en nuestro poder el testigo asignado en Cádiz.. y que gustosamente accederemos a la programación de semejante evento... jeje...
Rachel, pues no te se decir porque creo que me dormi antes... jajaja!
Alex, tu quieres acabar conmigo, no?
Choupa, en la proxima yo esperare a la humillacion contigo. He dicho. Así podría entrenar mis superpoderes de mimetización con el medio. :)
Cinza, pues a ver esas noticias!!! Esa organización para Febrero!!! :)
I hate Ben. Ben, ben y fueron todos. Never Nevis, quién te ha visto y quién te Ben Nevis.
Ouch!
Esto me ha llegado. Que grande, maestro.
Hoho! Grande, Japogo!!
El Monte del Destino es mucho mejor... hay menos mosquitos y además, servicio descensor vía águila. Eso sí que hubiera venido bien. Y total, por un poquito de lava...
Atención senderistas, que lo peor no es subir o bajar cuando no se está preparado. Lo peor es arrastrarse cual anciano de 120 años durante unos cuantos días después.
Es verdad, el hecho de que la odisea de Frodo no tuviera mosquitos en el Monte del Destino le resta épica y la bajada en águila también...
Flojos!
La "salchicha de ciudad" es una variedad muy extendida hoy en día, me temo :-)) (yo estoy tratando de desalchicharme en Madrid; parece que lo voy logrando). Pero así y todo dejaste constancia de todo el proceso como una cabra montesa cien por cien agreste, ¿no? o como planta trepadora de la serranía... en fin, se ve que eres una salchicha mimética y eso siempre es prometedor. Porque las hay de pavo, de pollo, vegetarianas..., alpinistas etc etc.
Yo iba emocionado pensandome salchicha superman por los montes y ale, a cargar con el trípode, que arriba seguro que tenía buenas fotos. Al final me acordé de la madre del trípode y familiares cercanos y lejanos.
Salchicha arrastrada diría yo... :)
Parece que mereció la pena el levantamiento de trípode :-)
Mmmm... en este preciso caso para nada, pero ya sabes, hay que llevarlo por si acaso. Si no lo llevas luego te lamentas!!! :)
Jeje, este verano yo también subí al Ben Nevis. Iba con un amigo y a nosotros nos llevó "solo" 3 horas llegar, pero vimos lo mismo que vosotros una vez arriba: nada.
Me ha resultado familiar el consejo de vuestro hostelero sobre el buen pronóstico para subir; a nosotros nos los dio la chica del Visitor Centre: "hoy el pronóstico es muy bueno para ascender" dijo la mala puta. Nos calamos hasta los huesos, pasamos frío de cojones y el móvil de mi amigo recién estrenado murió en el viaje.
Salu2
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